Cinco días en la Vida de Etty Hillesum
“Para conocer la vida del otro hay que conocer sus sueños, sus estados de ánimo, saber qué relación existe entre él y su mujer, conocer sus decepciones, sus enfermedades y su muerte”[1].
Cinco días me bastan para poder explicar el Diario de la joven holandesa de 27 años que fue Esther Hillesum-Bernstein[2]. conocida familiarmente como Etty. Dejó un testimonio de su vida y de la ocupación nazi en Holanda. Una gran desconocida en nuestra lengua hasta el año 2000; solo existía una selección de textos de ella. En los últimos años hemos conocido más de ella y se ha traducido mucho de su legado. Sus escritos son cautivadores e impactantes; ella se ve inmersa en un arduo proceso vital y espiritual, es capaz de optar por la vida en una sociedad marcada por la muerte, es capaz de ver la belleza dentro del dolor, de ser empática con el sufrimiento de los dos bandos, rechaza el odio y opta por el amor, a tal grado que promete ayudar a Dios para que su llama no se apague en el corazón de los seres humanos[3].
Un paseo en bicicleta, 25 de noviembre de 1941
El primer día en la vida de Etty que comentaré es un día importante; la primera entrada en el diario es el domingo 9 de marzo de 1941. Me gustaría comenzar a comentar casi un año después, ¿Por qué? En las primeras 60 páginas del libro nos encontramos con una Etty buscadora de su centro, que vive desde un yo falseado , es una mujer que se muestra segura de si, pero que dentro tiene grandes miedos internos.
Una persona clave para conocer a Etty Hillesum es el doctor Julius Spencer, psicólogo, judío, alumno de Jung, terapeuta, poseedor de una personalidad carismática que cautivó a Etty desde el primer encuentro. Etty y Spier vivirán un apasionado romance, pero sobre todo una compañía intelectual. Este hombre será quien le presente a Dios, el será –en palabras de Etty– quien le “ha enseñado a pronunciar espontáneamente el nombre de Dios. Tu fuiste mediador entre Dios y yo…”[4].
Tardará mucho en aprender a amar de una forma diferente, pero sobretodo instruirse para amar a Dios sobre todas las cosas y personas. Esto es lo que sucede –desde mi percepción– la noche del lunes 24 de noviembre de 1942. Lo primero que me gustaría notar es que durante todo el diario Etty cuida mucho ubicar dentro del espacio tiempo, intenta que su lector sepa a que hora suceden las cosas, dónde y cuándo las logra expulsar al papel.
Etty esta volviendo a casa en su bicicleta, comenta era una noche fría y oscura, y siente algo, comenzó a repetir en voz alta: “Dios, cógeme de tu mano, te acompaño obedientemente sin resistirme”[5]. Tras esta oración comienza a tener un soliloquio con Dios donde le pide humildad, se vuelve consciente del amor que hay en ella y siente la necesidad de volverse una fuente de amor, pero de un amor verdadero.
El cambio real es que promete: “viviré al máximo en esta vida y que seguiré adelante”[6]. Este momento existencial mueve también su concepción de la relación con Spier, es –comenta– como si la hubieran desatado de él, se da cuenta que su vida no puede depender de la suya. Comprende que Spier es parte –muy importante– de su vida, de su historia, pero que no puede estar enganchada a él. Se da cuenta que el sentimiento de afecto hacia él no cambia, solo gana libertad, es más podríamos decir que el amor libre (ἀγάπη) es mucho más valioso que el amor apegado (ερως).
Creo en Dios y creo en la gente, 20 de junio de 1942
El segundo día que me gustaría comentar habla del perdón. Etty vivió momentos en la historia de la humanidad muy duros, momentos en los que era fácil odiar o depositar la culpa en los otros. Ella descubre que para sentirse humillado hacen falta dos personas, una que humilla y la otra que se deja humillar. Ella opta por no dejarse humillar, pero no desde la soberbia, sino desde la idea: “No nos pueden hacer nada, realmente no nos pueden hacer nada. Nos pueden robar los bienes materiales… pero al fin y al cabo nos mermamos nosotros mismos a causa de nuestras posturas. Porque nos sentimos perseguidos, humillados y reprimidos. Por nuestro odio. […] A pesar de eso el robo más grande contra nosotros lo cometemos nosotros mismos. La vida me parece bonita y me siento libre”[7].
La terapeuta me suele repetir, casi cada sesión, esta frase: “La vida no es como la percibo, sino como me la cuento”. Al final considero que esta es la postura que toma Etty; ella puede odiar, es más, en muchas paginas ella dice que siente rabia, pero se vuelve consciente de que a su vida le es más positivo el Amor. En verdad vivía del evangelio, de dar la otra mejilla (Cfr. Lc 6,29).
Por eso es capaz, ese mismo día, de orar: “Creo en Dios y creo en la gente y me atrevo a decirlo sin vergüenza. La vida es dura, pero no es grave. Hay que empezar por tomarse en serio a sí mismo. […] La paz sólo se puede convertir en una paz real más adelante, cuando cada individuo la encuentre en si mismo, extermine y venza el odio hacia los demás, da igual la raza o pueblo”[8].
No es culpa de Dios, un día muy ajetreado, 7 de julio de 1942
El séptimo día del mes de Julio de 1942 encontramos uno de los días mas ajetreados de Etty, también un día con una intensa carga afectiva. Etty sigue viviendo la tensión entre el cariño que siente por Spier y la necesidad de liberarse de este, de la pelea interna entre ερως y ἀγάπη, lo vemos reflejado en la línea: “Dios sabe lo mucho[9] que yo me he acostumbrado a él. Aun así tengo que soltarle”[10].
Por la tarde de ese día su preocupación cambia, ahora ya no le preocupa tanto su relación con Spier. Su preocupación se deposita en la posibilidad de ir a un campo de concentración. Crea todo un plan de como debería de actuar, piensa en sus seres queridos. Pero las dos ideas más rescatables de este momento son: la primera el desasimientocon el que piensa la vida, donde declaró “la vida se hace infinitamente rica y rebosante, incluso hasta el sufrimiento profundo”[11]; la segunda idea es la de la mochila, ella dedica unas líneas a pensar ¿Qué llevaría al campo?, sobre todo le preocupa poder llevar la Biblia y sus libros.
El último momento del día lo dedica a una oración, donde primero es consciente de como este soltar cosas en la vida le ha venido muy bien, cómo eso la hace más receptiva y la posibilita, también, a que desaparezcan sus deseos de poseer a las personas. También encuentra una fuerza vital que la hace declarar: “Estoy dispuesta a todo, me iré a cualquier lugar del mundo, adonde Dios me envíe, y estoy dispuesta a testificar, en cada situación y hasta la muerte que la vida es hermosa, que tiene sentido y que no es culpa de Dios, sino nuestra, que todo haya llegado hasta este punto”[12]. Ella esta dispuesta a jugar un órdago por Dios, sabe que la vida merece la pena y que Dios es el centro de su vida, confiesa que al principio le daba un tanto de miedo la relación con Dios, pero ahora se siente perteneciente a esa relación.
¿Qué planes tienes conmigo?, 16 de Julio de 1942
Durante la ocupación nazi en Holanda, Etty forma parte del Consejo judío, un organismo que servía de intermediario entre los nazis y los judíos, que comenzaron a ser trasladados al campo de Westerbrook, donde se les clasificó para después enviarlos a los campos de exterminio. La nota que comentaré está ubicada un día después de conseguir este empleo.
Este día es clave, porque nos muestra la pregunta típica de la vocación, ¿Qué pretendes de mi? Etty se ve en una angustia interesante, le preocupan los rostros que ve, se da cuenta de que todas esas caras son miradas de Dios, donde se alberga la misericordia. Es consciente de que este trabajo es un milagro que le puede ayudar a ver mejor el plan que Dios tiene para su vida, por eso terminará ese día citando Rom 11,33: «… tus camino son inescrutables, Señor». Este día es un parteaguas para lo que vendrá a ser la oración del domingo 19 de Julio de 1942.
Esta oración, donde ya se ve claramente que el Diario es ahora una narrativa-oración a Dios, nos encontramos el problema del lenguaje, el problema de la performatividad, Etty se vuelve consciente de que precisa de un nuevo lenguaje para poder hablar con Dios y para poder comunicar el amor que siente a los hombres. Etty ha dejado de ser la chica que no se podría poner de rodillas, ahora es la chica que siempre quiere estar de rodillas.
Espejo en la obra de Etty Hillesum
Es una obra que se lee de manera amena, se nota una cultura de la escritora y una intención de escribir para alguien. En un principio ese alguien fue una amiga, después creo que fue para Spier y al final termina escribiendo a Dios. Es una obra que se puede servir para una lectura amplia reflexionada, que nos mueva en la vida.
En lo personal considero que una obra que, al terminar de leerla, no te mueve a nada es una perdida de tiempo. Todas las lecturas tienen que mover algo en el lector. Esta obra a mi me mueve en el tema del afecto, de acomodar el amor, en clave agustiniana sería el ordo amoris. Una obra que sirve como un primer encuentro con Dios, considero que la obra de Etty podría servir para una persona alejada o que intenta acercarse a Dios.
También veo un itinerario vital, de purificación de intenciones, en el principio Etty era un tanto posesiva, quería al doctor Spier para ella sola y no quería compartirlo con nadie, pero poco a poco va madurando ese amor. Esta madurez en el amor es fundamental en la vida, y creo que es importante aprender a mirar como nos relacionamos con los otros y que tanta libertad existe en nuestra relación con el otro.
Conclusión: Bálsamo derramado sobre tantas heridas, 13 de octubre de 1942
«Violaine: —¡Jaques, compréndeme!, ¿Para qué sirve el mejor perfume en un vaso cerrado?
No sirve.
¿Para que servía este cuerpo, si me tapaba el corazón de tal forma que no lo veías, sino sólo esta marca exterior sobre la miserable envoltura? Ahora estoy completamente rota, y el perfume se exhala…»[13].
Paul Claudel, La aununciación a María.
La última entrada en el diario sirve a modo de conclusión para este trabajo. He decidido colocar una cita de una de mis obras de teatro favoritas. Nos ubicamos dentro de un cuadro donde Violaine, se encuentra con Jaques, el hombre que creía el amor de su vida; al cual dejó por culpa de la lepra contraída por darle un beso a un leproso y curarlo; él le pide una explicación, no entiende porque lo dejó y ella responde con esta celebre frase: “¿Para qué sirve el mejor perfume en un vaso cerrado?”. En esta ultima entrada encontramos como Etty comprende esta idea de entrega, de derramarse como el perfume de nardo a los pies de Jesús (Cfr. Jn 12,3) y ella decide entregarse.
Ella sabe que sufre, pero sabe que no es un sufrimiento vacío o masoquista, sino que ella se entrega, lo expresa así: “He partido mi cuerpo como el pan y lo he repartido entre los hombres. ¿Por qué no, si estaban hambrientos y han tenido que privarse tanto tiempo?”[14]. En esta cita encontramos una imagen eucarística, como ella se quiere entregar como Cristo, quiere ser alimento para la vida.
La última línea –y la más hermosa– del diario es: “Una quisiera ser bálsamo derramado sobre tantas heridas”. volvemos a la idea de entrega. En la vida de Etty hay muchos temas dignos de un estudio profundo, la comida y el apetito, los deseos sexuales, las necesidades afectivas, los sentimientos por sus padres, el amor, el odio, y podría enumerar veinte o treinta más. Pero creo que la entrega y la conversión personal es lo más importante en su obra.
A mi siempre me han impresionado las conversiones milagrosas, me impactaba como un hombre puede caerse de un caballo y cambiar toda su vida, con los años he aprendido que eso no es así, son formas literarias. Que lo que realmente convierte a las personas son los encuentros, las miradas, pero sobretodo el proceso. En Etty encontramos estas tres categorías. Ella se encuentra con Spier, pero él le presenta a alguien más importante, a Dios, desde el encuentro y enamoramiento –con minúsculas– con Spier se da el verdadero Encuentro y Enamoramiento –con mayúsculas– con Dios; ella se sentía segura bajo la mirada de Spier, pero poco a poco se da cuenta que hay más miradas y que debajo de cada una de esas miradas hay alguien: Dios. Esto le hace cambiar y ahora esforzarse por encontrar a ese Dios en la mirada de todos, no solo de los que –desde su trinchera– eran moralmente buenos o malos, sino dentro de toda la humanidad; al final el proceso, ‘uno no puede levantarse un día por la mañana y ser santo’. Esta idea se me ha quedado marcada del curso. La conversión es un proceso semejante al proceso que vivimos al conocer a cualquier amigo: tenemos primero que conocerlo y saber qué le gusta, qué le disgusta y al final –incluso con muchos años– nunca terminaremos de conocer a ninguna persona, porque la realidad del ser humano es muy compleja.
Anexo: frases para la oración
- No sobrevalores esa intensidad interior que, a veces, te hace sentirte elegida para algo grande y más importante que el resto de las personas llamadas «corrientes», de cuya vida interior, sin embargo, no sabes nada. (Lunes, 10 de Marzo, 1941, por la mañana).
- … hace algunas semanas, surgió un pensamiento de liberación que creció como vacilante brizna recién nacida en un terreno de mala hierba. Y si existiera tan sólo un alemán decente (Cfr. Gn 18,16-18,27), entonces merecería la pena protegerse de esa masa completamente salvaje, y por ese único alemán decente ya no podría verter odio sobre un pueblo entero. (Sábado, 15 de Marzo, 1941, por la mañana).
- Un mundo se está cayendo a pedazos. Pero el mundo seguirá adelante y yo lo acompañaré por ahora, llena de valor y de buenas intenciones. (Martes, 25 de Marzo, 1941, por la mañana).
- La finalidad de la meditación debería de ser: convertirse por dentro en una gran y amplia llanura, sin un alevoso matorral que impida la vista. Que crezca al de «Dios» dentro de uno mismo, tal como hay algo de «Dios» en la Novena sinfonía de Beethoven. Que también surja algo de «amor» por dentro, no un amor de lujo de una media hora en el que sumirse con orgullo gracias a un par de sentimientos sublimes, sino un amor con el que poder influir en las pequeñas acciones cotidianas. (Domingo, 8 de Junio, 1941).
- Y nosotros, pequeñas e insignificantes personas, debemos abrir nuestro espacio interior a ellos, no escaparnos. (Domingo, 15 de Junio, 1941, por la mañana).
- Dios, cógeme con tu gran mano y conviérteme en tu instrumento, permíteme escribir. (Viernes, 4 de Julio, 1941).
- Él [Spier] dice que el amor al prójimo es más hermoso que el amor por una sola persona, ya que en realidad el amor por alguien sólo es amor propio. (Lunes, 4 de Agosto, 2941, por la tarde).
- Me imagino que hay gente que reza con los ojos dirigidos hacía arriba. Ellos buscan a Dios fuera de sí mismos. También hay otras personas que agachan la cabeza profundamente y que la esconden entre sus manos; creo que esa gente busca a Dios dentro de sí misma. (Martes, 26 de Agosto, 1941, por la tarde).
- … Señor, dame antes sabiduría que conocimiento. O mejor dicho, sólo el conocimiento que lleve a la sabiduría que hace una persona como yo sea feliz, no el conocimiento que signifique poder. Un poco de tranquilidad, mucha tolerancia y algo de sabiduría: cuando siento esto dentro de mí, me va bien. (Viernes, 5 de septiembre, 1941, por la mañana).
- No querer poseer al otro no significa ignorarle. Dejar completa libertad al otro, también interiormente, no significa en absoluto resignación. (Jueves, 30 de Octubre, 1941, por la mañana).
- Amor a las personas por las que tengo que luchas. No en política o en un partido, sino dentro de mi misma. Pero todavía siento falsa modestia para admitirlo en público. Y Dios. La chica que no sabia arrodillarse y que aún así lo aprendió sobre una áspera alfombra de coco en un baño desordenado. (Sábado, 22 de Noviembre, por la mañana).
- Oh Señor, permíteme desaparecer en un solo e indiviso sentimiento. Deja que haga mil pequeñas tareas cotidianas con amor, pero permite que cada pequeña acción surja de un único y gran sentimiento nuclear de disposición y amor. (Miércoles, 3 de Diciembre, 1941, por la mañana).
[1] Miércoles, 25 de febrero, 1942. Diario, 84. Las Negrillas son mías.
[2] Nuestra autora nació en Middelburg (Holanda) el 15 de enero 1914, hija de Levie Hillesum (Judío, profesor de Lenguas clásicas) y Riva Bernstein (Judía, rusa, de fuerte temperamento y emotivamente inestable). La relación de Etty con sus padres es complicada. La familia es completada por dos hermanos menores a Etty, Jaap (médico) y Mischa (uno de los mayores pianistas holandeses de la época). Con Mischa comparte su fe en Dios. Los tres hermanos compartían una fragilidad psicológica, sufrieron varias crisis depresivas, pero el que más sufrió fue Mischa, que en un momento de su vida preciso una estancia en un hospital psiquiátrico.
[3] Cfr. José Manuel González Durán, «“Un bálsamo para muchas heridas”: aproximación a la espiritualidad de Etty Hillesum», Mayéutica 33, 75 (2007) 79-108, p. 79.
[4] Martes, 15 de septiembre, 1942, por la tarde Diario, 163.
[5] Martes, 25 de noviembre, 1942, por la mañana, Ibid., 60.
[6] Martes, 25 de noviembre, 1942, por la mañana, Ibid., 61.
[7] Sábado, 20 de Junio, 1942, por la noche, Ibid., 106-107.
[8] Sábado, 20 de Junio, 1942, por la noche, Ibid., 107.
[9] Schlimm, Adj. Al. Trad: Malo, grave, penoso, es utilizado en sentido negativo; contrario a richtis, Adj. Sentido postivio, bondad.
[10] Martes, 7 de julio, 1942, por la mañana, Diario, 131.
[11] Martes, 7 de julio, 1942, por la tarde, Ibid., 134.
[12] Martes, 7 de julio, 1942, por la noche, Ibid., 135.
[13] Paul Claudel, La anunciación a María (Literatura 58), Madrid: Encuentro 22007.
[14] Martes, 13 de octubre, 1942, por la mañana, Diario, 199.