¿Metaconventos?

Hace unos días, pocos, Facebook cambio su nombre de empresa a meta. Me interesa la explicación que dio Mark Zukemberg: “De ahora en adelante, primero seremos metaverso, no Facebook primero”[1]. Pero ¿Qué es esto del Metaverso? La revista Forbes lo definirá así: 

“Si no has escuchado el término o no acabas de entender a qué se refiere, éste básicamente es un entorno virtual en donde los usuarios al ingresar podrán tener una experiencia inversiva. No se trata sólo de jugar, sino de asistir a conciertos, viajar online y hasta trabajar y estudiar. Algo así como un universo paralelo, en el cual todo es posible.”[2]

Mark Zukemberg

Y ahora comienza lo que a mí, desde hace años, me da miedo. Facebook propone que dejemos de vivir una vida real, para vivir una vida virtual. Para que me entiendas mejor esto, tengo que remontarme a 2017. Estudiaba teología y llegó a mis manos una novela de David Eggers, ‘El circulo’. La novela habla de una empresa que engloba todo (Redes sociales, compras, mensajería e incluso las elecciones presidenciales de un país), que en su portal inicial tiene una frase lapidaria: “Los secretos son mentiras. Compartir es querer. La privacidad es un robo[3]. La novela habla de una industria que busca ser dueña de todo, escondida bajo la estela de la libertad, pero en realidad nos enseña que “La vigilancia no puede ser el precio para pagar por ningún maldito servicio que recibamos[4]

Facebook sabe mucho de ti, Apple sabe mucho de ti, Microsoft sabe mucho de ti. Incluso me atrevo a decir que –tal vez– las GAFAM[5] saben más de ti que los formadores o lo superiores. De aquí parte el problema sobre el que quiero hablarte en las siguientes páginas.

Quiero que dialoguemos sobre cómo nos relacionamos en las redes, cómo vivimos nuestras vidas reales y virtuales. Porque creo que este tema es bien importante para nuestra formación; es importante en la vida consagrada; por eso lanzo la pregunta: ¿Mi vida digital es igual a mi vida real, o acaso vivimos una meta-vida-consagrada y una vida consagrada? Para un minuto para pensar en estas preguntas. 

Declaro mis intenciones: escribo de esto porque me preocupa a mí y creo que es un tema sobre el que tenemos que detenernos y reflexionar.

¿Qué es internet?

1. Si vamos a hablar de internet, lo primero que tendríamos que hacer es comprender qué es. Creo que una imagen muy válida es: Internet es la torre de babel[6] de nuestros tiempos; es el invento que crea unión entre todas las razas, lenguas, credos. Es importante pensar que Internet nace con un concepto muy diferente del que lo tenemos. La red que lo conecta todo nace en un ambiente académico-militar en USA, con el objetivo de concatenar bases de datos militares.

2. Pero vamos a dar un paso más. Para la Iglesia, ¿qué es internet? Para dar respuesta a este punto me gustaría que comenzáramos por el Vaticano II. 

Internet es más joven que el concilio, por ello este no lo toma en cuenta, pero podemos tomar algunas expresiones de este y llevarlas a internet. Lo que sí tiene el concilio es un documento sobre las comunicaciones sociales

En este decreto en su punto 1 habla de los “maravillosos inventos de la técnica” que ayudan al hombre a enfrentar las necesidades humanas y que siempre están en constante movimiento y avance. El documento también pone el dedo en nuestro tema invitando a una “vigilante preocupación”. Esta es la postura de la Iglesia frente a internet, al menos hasta 2009.

3. En el XLIII mensaje de las comunicaciones sociales de 2009, el Papa Benedicto XVI[7] dio un giro a la reflexión sobre el tema de internet. Un giro tan importante que hasta hoy sigue siendo estudiado y es nuestro eje de trabajo para esta lectura de internet. El documento en cuestión se titula: “Nuevas tecnologías, nuevas relaciones. Promover la cultura de respeto, de diálogo, de amistad[8]. Dentro del documento, el Papa nos habla de los nuevos horizontes abiertos por internet, y subraya el problema de la comunicación en la Iglesia y de la amistad –un tema muy agustiniano– en la red.

El Papa emérito acuña una forma para comprender internet que, a mi parecer, es fundamental. Para ello tenemos que partir de la pregunta: ¿Qué es internet? Lo primero que debemos tener claro es que internet es más que un medio de comunicación. Internet es un lugar, un espacio sin espacio, un modo de vivir, un continente que habitar, un sitio para evangelizar.

También el Papa nos regala una imagen: Internet es un areópago. Así como fue el sitio de evangelización del Apóstol, internet se vuelve un sitio donde tenemos que hablar y evangelizar. Pero para poder aportar en ese sitio hace falta: “una sólida formación teológica y pastoral, así como una profunda espiritualidad[9]. A esto añado, también falta naturalidad, normalidad y conciencia de sí. Un punto que alerta Benedicto XVI–me parece importante recalcar– es que tenemos el peligro de olvidar las relaciones personales, reduciéndonos solo a encuentros virtuales inexistentes.

Para concluir con este punto es importante decir que el Papa nos dice que hace falta, para estar en internet, una diaconía de la cultura en este patio de los gentiles que es la red. Lo importante no es estar en internet, lo realmente importante es: servir en internet; pero, como dice la formula de profesión de los Agustinos Recoletos “Servir a solo Dios”.

Internet, redes sociales y vida consagrada

1. Cuando hablamos de internet nos referimos, como dice Fray Abel de Jesús al continente digital al cual accedemos gracias a una gran variedad de dispositivos que nos permiten tener acceso[10]. Internet no siempre es un sitio seguro, cariñoso y amable. Creo que las bondades de internet son fáciles de percibir, por ello voy a enlistar aspectos que solemos pasar por alto y que considero importantes en la Vida Consagrada.

2. Instantaneidad: en internet no existe la paciencia. Nuestros frailes mayores, cuando tenían alguna duda, tenían que esperar y consultar algún libro, enciclopedia o buscar las respuestas. Hoy en día todo lo sabemos y lo tenemos en la palma de la mano. Para entender esto mejor, te cuento una anécdota:

Hace unos días comíamos un grupo de frailes en una comunidad, una charla cualquiera. Un fraile preguntó: ¿Cuánto cuesta el vino más caro del mundo? Un hermano levantó el móvil y le dio el dato… a los minutos otro fraile preguntó: ¿Cuántos kilómetros tenemos para Cuenca? Y el mismo hermano levantó el móvil y se lo dijo… En eso el prior de la comunidad le dijo al hermano que todo lo sabia: –En esta comunidad no utilizamos el móvil en el comedor, preferimos quedarnos con nuestras dudas y así tener algo que hacer por la tarde.

Internet nos ha robado el espacio para la ignorancia, nos ha acortado el tiempo. Esto, a simple vista es asombroso… pero no, porque también nos quita la posibilidad de disfrutar, ya no tenemos que esperar a que sea la noche para poder ver una película con los hermanos, en cualquier momento podemos ver una película en nuestra habitación.

3. Infinitud: en internet lo tenemos todo, no hace falta levantarnos de nuestro escritorio. A mi me impacta que hay días –sobre todo en época de exámenes o entregas de trabajo– en los que estoy todo el día en el escritorio, sin moverme, y por la noche el reloj me dice: hacen falta 20 minutos, de los 30 que me obligo a caminar cada día.

Internet nos roba el tiempo. Para que lo comprendas mejor, te cuento otra anécdota: El otro día charlando con un sacerdote compañero de trabajo, me preguntó: ¿Cuántas horas dedicas a las redes sociales? Miré el móvil y le dije: 5 horas al día… Rápidamente me excusé diciendo que por mi trabajo como Comunity Manager y por las métricas de la universidad eran tantas horas. Pero en realidad es que pasamos mucho tiempo en redes sociales, perdiendo el tiempo.

Porque las redes sociales están diseñadas de esa manera, para que tú vayas bajando, y sigas, y sigas… hasta que logres el merecido premio de Instagram: ‘Estas al día’. Esto no solo nos roba tiempo de estudio, de sueño, de trabajo, sino que nos quita tiempo en comunidad y lo peor, ¡a mí me quita tiempo de oración!

Tenemos que ser conscientes de que nunca vamos a abarcar internet, tenemos que aprender a ponernos límites para que los que vivamos, y dejemos vivir, seamos nosotros y no internet.

4. Multidereccionalidad: internet nos obliga a recibir aprobación y a dar nuestra aprobación por todo. Esto es una tontería, pero es algo que siempre pasamos por alto. ¿Cuántas veces no te distraes de tus labores por ver cuantos ‘Likes’ tiene tu última foto?

Esta idea la expresa de manera asombrosa Fray Abel. Dice: “A pesar de que nuestra sensación es de absoluta libertad, lo cierto es que, en realidad, somos asalariados de una plataforma que saca rentabilidad de nuestras sonrisas[11].

Internet nos hace creer que estamos conectados con nuestros seres queridos, pero en realidad nos hace vivir dos vidas. Una vida on-line y una vida off-line. La verdadera pena de esto es que sean vidas paralelas; o incluso que lleguemos al punto de tener vida de religioso en redes y vida de seglar también.

5. Anonimato: porque internet nos da un anonimato, que nos hace mostrar una cara en redes y otra en la vida real. Yo he conocido consagrados que en redes son un amor… pero viviendo con ellos son otra cosa y viceversa.

Esto es un verdadero drama. ¿Qué haces cuando llegas a tu habitación y te encierras en tu mundo virtual? ¿Cómo vives tu vida consagrada en las redes? ¿Te expresas como consagrado, o no? También una pregunta interesante puede ser: ¿En tus redes sociales te expresas como religioso y en la vida real no?

Metaconventos: mi reflexión personal

Jesús en el Evangelio nos recuerda que: «Dónde está tu tesoro, ahí está tu corazón». En realidad no necesitamos conventos cibernéticos, o eco ambientes digitales, necesitamos saber donde está nuestro corazón, ¡porque ahí esta nuestro verdadero tesoro!

Necesitamos personas de carne y hueso, pero que vivan también en el mundo digital, sin perder nunca la cabeza que internet es un sitio de evangelización, pero que para que eso pueda suceder tenemos que movernos en verdad.

También dijo Jesús: La verdad os hará libres. Creo que tenemos que esforzarnos por vivir y tener una comunicación: efectiva, afectiva y libre. Explico cada uno de mis puntos.

Efectiva, porque tenemos que comunicar bien, ya basta de comunicar mal, mediocremente, nos merecemos una comunicación de calidad, y para ello tenemos que formarnos y dejarnos ayudar, tenemos que confiar en los profesionales y aprender.

Afectiva, nos merecemos una comunicación que mueva los afectos, que nos haga pensar en los demás. Que no sea autoreferncial, sino comunitaria, pero que por eso no pierda la naturalidad. Tenemos que ser frailes entrañables, también en internet, en congruencia con nuestra vida real. Esta comunicación afectiva es en todos los niveles, desde contestar el teléfono de casa, hasta una publicación en redes, o una historia de Instagram. Dejemos de escribir mayestáticamente y escribamos de corazón-a-corazón; contemos historias y no escribamos manuales de vida.

Libre, este es el punto más importante. No tenemos que llevar la pastoral de la evangelización de Vicente, o sea ir donde va toda la gente. Sino que tenemos que planificar y sentirnos conscientes de cómo queremos comunicar como familia consagrada.

Espero algún día poder ahondar más en estas tres características que propongo de la comunicación, pero por ahora es todo lo que tengo para ofrecer. Sigamos trabajando juntos para poder crear una mejor comunicación para nuestra forma de vivir.

Bibliografía

  • Benedicto XVI, «XLIII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 2009 – Nuevas tecnologías, nuevas relaciones. Promover una cultura de respeto, de diálogo, de amistad | Benedicto XVI», <https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/messages/communications/documents/hf_ben-xvi_mes_20090124_43rd-world-communications-day.html> [Consulta: 30 octubre 2021].
  • Eggers, Dave, El circulo, traducido por Javier Calvo, CDMX: Literatura Random House 2015.
  • Fernández Hermana, Luis Ángel – Millán, José Antonio, Historia viva de internet. Volumen I. Volumen I., 2011, <http://www.digitaliapublishing.com/a/20198/> [Consulta: 29 octubre 2021].
  • Fray Abel de Jesús, Internet y vida contemplativa: cómo hacer que tu espiritualidad sobreviva en la era digital (Actualidad), Boadilla del Monte (Madrid): PPC 2021.
  • La Porte, José María, Introducción a la comunicación institucional de la iglesia (Pelícano), Madrid: Palabra 2012.
  • Sánchez-Vallejo, María Antonia, «Facebook cambia su nombre de marca por Meta en medio de una grave crisis de reputación», El País, <https://elpais.com/tecnologia/2021-10-28/meta-el-nuevo-nombre-de-la-compania-de-facebook.html> [Consulta: 29 octubre 2021].
  • Staff, Forbes, «¿Cómo funcionará el metaverso de Facebook?», Forbes México, <https://www.forbes.com.mx/forbes-life/tecnologia-como-funcionara-el-metaverso-de-facebook/> [Consulta: 29 octubre 2021].

Notas

¨Escrito en Octubre de 2021, año 38 de la invención de internet, para una charla a los postulantes de la Casa de Formación San Ezequiel de Pozos de Santa Ana, Costa Rica.

[1] María Antonia Sánchez-Vallejo, «Facebook cambia su nombre de marca por Meta en medio de una grave crisis de reputación», El País, <https://elpais.com/tecnologia/2021-10-28/meta-el-nuevo-nombre-de-la-compania-de-facebook.html> [Consulta: 29 octubre 2021].

[2] Forbes Staff, «¿Cómo funcionará el metaverso de Facebook?», Forbes México, <https://www.forbes.com.mx/forbes-life/tecnologia-como-funcionara-el-metaverso-de-facebook/> [Consulta: 29 octubre 2021].

[3] Dave Eggers, El circulo, traducido por Javier Calvo, CDMX: Literatura Random House 2015.

[4] Ibid.

[5] Google, Apple, Facebook, Amazon, Microsoft.

[6] Esta idea la recupero de: Luis Ángel Fernández Hermana – José Antonio Millán, Historia viva de internet. Volumen I. Volumen I., 2011, pp. 19-20. Una interesante colección de libros sobre la historia de internet.

[7] Para este punto me basaré en: José María La Porte, Introducción a la comunicación institucional de la iglesia (Pelícano), Madrid: Palabra 2012, pp. 32-34; Fray Abel de Jesús, Internet y vida contemplativa: cómo hacer que tu espiritualidad sobreviva en la era digital (Actualidad), Boadilla del Monte (Madrid): PPC 2021, pp. 22-26.

[8] Disponible en: Benedicto XVI, «XLIII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 2009 – Nuevas tecnologías, nuevas relaciones. Promover una cultura de respeto, de diálogo, de amistad | Benedicto XVI», <https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/messages/communications/documents/hf_ben-xvi_mes_20090124_43rd-world-communications-day.html> [Consulta: 30 octubre 2021].

[9] La Porte, Introducción a la comunicación institucional de la iglesia, 33.

[10] Cfr. Fray Abel de Jesús, Internet y vida contemplativa, 31.

[11] Ibid., 39.

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