Perú, un país maravilloso. Crónica una experiencia misionera.

Me gustaría compartir con vosotros mi experiencia de verano en la comunidad de la parroquia Espíritu Santo en Cajamarca, al norte del Perú. Esta comunidad de agustinos recoletos pertenece a la Provincia de San José. ¿Por qué entonces llevé a cabo esta experiencia en una comunidad de otra Provincia? En realidad tengo dos nacionalidades: por parte de mi madre soy mexicano y por parte de mi padre soy peruano. Pero en México he vivido la mayor parte de mi vida y conozco poco del Perú, de su cultura, sus tradiciones y su gente.

Dado que había programado una visita a mi padre en ese país sudamericano y debido a la costumbre de llevar a cabo un tiempo de experiencia misionera y comunitaria en los países donde los religiosos en periodo de formación inicialpasamos las vacaciones, esta vez se pidió por parte de los formadores a la Provincia de San José que me concediesen esta gran oportunidad, poco usual, de conocer tan de cerca comunidades de otras provincias.

Así, el 28 de junio volé desde Madrid a Lima. Pasé los primeros cinco días con mi familia, dado que hacía dos años que no veía a mi padre. El 4 de julio viajé a Cajamarcadieciséis horas de autobús desde la capital, por unos paisajes impresionantes. El viaje se hace por la costa, gran parte durante la noche. Cuando despiertas te sorprenden los paisajes de ese lugar maravilloso: ¡La cordillera de los Andes!

Esta cadena de montañas ocupa la zona occidental de América del Sur con una superficie aproximada de 3.370.794 kilómetros cuadrados y contornea la costa del Pacífico y parte del Caribe a lo largo de 7.240 kilómetros. Es la cadena montañosa más larga de la Tierra.

Cajamarca es la ciudad más importante de la sierra norte del Perú, capital de provincia y de Departamento. Allí me esperaba el agustino recoleto Jacinto Anaya, prior de la comunidad, que me condujo a la casa parroquial. Poco a poco me encontré con los recoletos miembros de la comunidad: Francisco Hernáez, a quien ya había tenido la oportunidad de conocer mientras hacía el noviciado; Roberto Armas y Soimer Torres.

Desde mi primer día comencé a acompañar a los recoletos hasta el pueblo de Jesús. Además de acompañar a la comunidad católica local, compartí muchas horas durante los sábados con las Juventudes Agustino-Recoletas (JAR), con el grupo de pastoral matrimonial Bodas de Caná y con las religiosas del colegio Divino Maestro. En este centro educativo tuve la oportunidad de contar mi testimonio vocacional tanto visitando las aulas como después en dos encuentros de grupos juveniles.

También tuve diversos encuentros con los catequistas de la parroquia y, ya los domingos, acompañaba y ayudaba al coro en la misa y, en general, a todo lo que hiciera falta.

Durante la semana participaba de la eucaristía ya fuera en la parroquia de Espíritu Santo, en el pueblo de Jesús o en alguna de las muchas capillas de pequeñas comunidades.

El 11 de julio participé con la comunidad recoleta a un paseo hasta la Laguna de San Nicolás, acompañados por el también agustino recoleto José Carmelo Martínez, obispo de Cajamarca. El sábado 15 y el sábado 22 por la mañana participé de sendos encuentros con jóvenes del colegio Divino Maestro. Y el 25 de julio regresé a Lima, pasando antes por el Postulantado Santa Rita de Casiay despidiéndome de mi familia.

Después de tres semanas en el Perú, me cautivaron los paisajes, su gente, su música, su canto, su alegría y optimismo en la vida. También el amor que le tienen a Dios, su fe incluso en los momentos más adversos de la vida. Y, por supuesto, pude conocerme más, comprender mejor mis raíces y ver que el buen aroma de Cristo está en los más pobres y los necesitados.

Agradezco a los religiosos de la provincia de san José y a la vicaría de Perú, a la Familia Agustino-Recoleta en el país (la Fraternidad Seglar me ofreció en todo momento consejo, apoyo y dedicación), a los feligreses de la parroquia de Espíritu Santo y el pueblo de Jesús, por su acogida y familiaridad.

Y a la comunidad recoleta de Cajamarca, muchas gracias por enseñarme con su ejemplo a ser un mejor fraile, consagrado y cristiano.

Nota: Esta entrada fue publicada originalmente en AgustinosRecoletos.org el 23 de septiembre de 2017

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